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5-Tōbun no Hanayome (spoilers del manga): El amor desinteresado.


No os voy a engañar, chicos, este 2019 ha sido un año de despedidas y de ir asimilando el final de muchas cosas que me flipan. Se acabó “La Saga del Infinito” con la grandiosa “Endgame”, no volveremos a ver más episodios numerados de “Star Wars” tras el IX, el “Arco de Xehanort” del “Kingdom Hearts” ha terminado y, por desgracia, hace poco tiempo ya salió el tráiler de la última película que vamos a tener del 007 de Daniel Craig (mi Bond favorito, posiblemente). Pero, ¿quién me iba a decir hace unos meses que el final que más me iba a doler presenciar es el que se cernirá sobre mí en el siguiente febrero? Pues nadie, la verdad; nadie hubiese adivinado que el final del manga “5-Tōbun no Hanayome” y también creo que ninguna persona sobre la faz de la Tierra hubiese dicho que este manga me gustase tanto y fuese capaz de entrar en mi top 10. Se me parte el alma cuando recuerdo ese dichoso tweet en el que Negi Haruba anunciaba el miércoles 4 de diciembre (el capullo lo anuncia tras el capítulo 113, tras EL CAPÍTULO) que solo habrían 9 capítulos más. Pero bueno, no hemos venido a leer este artículo para recordar todo lo que fue y lo que hemos perdido... hoy quiero hablaros del triunfo, por fin, del amor desinteresado.


"Gotoubun", o "Las quintillizas" como se conoce por el fandom hispano-hablante, es un manga creado por Negi Haruba y que empezó sus andanzas el 9 de agosto del 2017; recibió una adaptación (muy mala) a anime en la temporada de invierno de este año. La premisa es un poco directa, algo que veríamos en miles de animes harem (chicas que van tras un chico) que suelen tratar mal a la figura femenina y al final solo destacan por fanservice del tipo ecchi (pervertido menor) en vez de por ofrecer una buena trama y personajes memorables (¿te estoy describiendo a ti HS DxD?). La trama gira alrededor de las "Nakano", unas quintillizas que contratan a su compañero "Futarouu Uesugi-kun" como tutor, y caerán bajo los encantos de este en su mayoría. Esto propicia una gran guerra de waifus en la que el fandom se ha sumergido y con la que se ha creado una de las comunidades más sanas de todo twitter, y más fieles.



Dicho esto, pensaréis que, para ver un harem común, mejor pegarse un tiro en la boca (hate eterno al harem convencional); pero no señores, no. Las hermanas han llegado para destrozar varios tropos del género y a iluminarnos con su presencia, aunque aún no escribiré sobre esto (pero tengo unas ganas...) porque quiero hablaros del amor desinteresado.


Querer de verdad, amar en el sentido más completo de la palabra, implica el actuar sin objetivo alguno más que la felicidad del otro; no quiere decir que priorices todo a su bienestar, no hay que ser voluntarista ni un mártir, sino que hay que actuar simple y llanamente por alguien a quien quieres, esforzándote. El ser humano actúa muchas veces con intereses, sean buenos o malos; se apegan a personas por razones beneficiosas a las que acaban cuidando. Este amor por interés puede empezar de una forma que parece frívola cuando te ves perdido en una ciudad desconocida. Empieza cuando te acercas a esa persona por inercia, con una especie de aturdimiento, buscando ayuda o interesado en ella; comienza cuando buscas esa ayuda o te diviertes, cuando te sientes cuidado y amado, cuando solo puedes ayudarle y no causar problemas, cuando vas más allá por ella... Bonito, creo, alcanzable, seguro, y puro también cuando dejas de buscar tu bien e intentas lograr el de ambos. No tenemos que conseguir al otro, no debemos querer poseerle; solo pensamos en su bien y así queremos de verdad. Parecerá idílico, os veréis reflejados a vosotros y a muchas de vuestras relaciones personales; yo, la verdad, tiendo a imaginarme a Cristo en la Cruz como mayor expresión de Amor (soy cristiano).



Tres de las chicas pretendían ganarse a Futarouu, negaban parte de su persona y se forzaban a hacer cosas solo para conseguir su amor sin llegar a pensar en él realmente, pero, por fin, al contrario que en la inmensa mayoría de las obras de este género que parece que puede ser salvado poco a poco (Saekano, Monogatari y, ahora, "Las quintillizas"), ganó el amor real y no el que pretende poseer. Venció la ayuda altruista en vez de la interesada. Queridos lectores, me encontré con el primer manga harem que fue capaz de destrozar el interés (y también el fanservice, en su mayor parte) y de enseñar que hay fe para los que buscamos más el bien que la ganancia. ¡ALELUYA!


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