De pequeños todos disfrutamos ocasionalmente de alguna de la series de la aclamada colección Érase una vez..., franquicia que nos explicaba desde el origen del hombre hasta como los más ilustres inventores esculpían la historia del ser humano a lo largo de las diferentes épocas. Sin embargo, había una de las series que todo niño vio, ya fuera en la televisión, en la escuela o en los fascículos coleccionables en DVD, los cuales incluían una figura desmontable del cuerpo humano que nos explicaba cómo funcionaba nuestro organismo de la forma más intuitiva y didáctica posible, con la destreza que ninguna otra serie de su estilo jamás había logrado hasta la fecha.
Hablamos nada más y nada menos de los dibujos animados de Érase una vez... El cuerpo humano, serie donde se explica, a lo largo de diferentes capítulos cómo funciona el cuerpo humano visto desde los ojos de las células. No obstante, evocamos una serie que se emitió por primera vez en 1987. Los tiempos cambian, la animación se actualiza. Y hoy vendremos a comparar cómo la aclamada serie de anime Cell at work, que ha conquistado a los más jóvenes con sus animaciones frescas y divertidas, está consiguiendo lo que una vez consiguió Érase una vez... El cuerpo humano, que aprendamos a la vez que nos divertimos.
A pesar de que ambos relatos buscan que el espectador aprenda acerca de anatomía, cada una de las series posee un hilo argumental distinto, único y especial. En Érase una vez, nuestro protagonista es el glóbulo rojo llamado Globus, un glóbulo que está a punto de finalizar su vida como célula fundamental en el torrente sanguíneo. Como un abuelo haría con sus nietos, Globus enseña a dos glóbulos rojos recién nacidos cuál es su misión en el organismo y cómo funcionan e interactúan el resto de células y seres a la vez que, a través de una continua rotura de la cuarta pared, nos explica al telespectador el increíble universo microscópico que hay dentro de cada uno de nosotros.
Por otro lado, Cell at work está orientada más como una novela romántica que como una serie educativa. Nuestros protagonistas poseen un carácter bastante singular. U-1146 es un despiadado y reservado pero a la vez dulce leucocito que siempre tiene que salvar a la desafortunada AE3803, una glóbulo rojo que intenta transportar sus "cajas" de oxígeno sin parar de sucederle unas serie de diversas y variadas desgracias en su camino. A lo largo de sus aventuras, iremos descubriendo más personajes y serán estos los que expliquen a nuestros protagonistas cuáles son sus funciones en los diferentes sistemas quedando, por tanto, el espectador como un receptor secundario de las enseñanzas de nuestros queridos héroes.
Cada serie posee su carácter educador único, volviéndolas a la vez de iguales tan diferentes que consiguen no pisarse en su objetivo docente.
Dentro del apartado de la ilustración, como se comentó al principio, poco se puede poner en comparación. Érase una vez... El cuerpo humano fue una serie que se estrenó en la década de los 80, con los estilos artísticos característicos de aquella época. Sin embargo, para una persona que quiera apreciar a día de hoy esta obra de arte podrá observar una gama de dibujos que se mantienen frescos y para nada discretos. Cell at work destaca en sus increíbles y vívidas animaciones, sobre todo en las escenas de combate. Con un estilo de animación divertido, desenfadado y que busca atraer tanto al público infantil como al adulto, sus animaciones no dejan indiferente a ningún espectador.
Sin embargo, dentro del plano artístico, hay un punto importante donde cada una de las series marca la diferencia. Esta divergencia podría traducirse en el barco insignia de cada uno de los rodajes. Érase una vez... El cuerpo humano busca ser científicamente exacta. La representación de los órganos del cuerpo humano, los diseños de los personajes que, a pesar de tener forma humanoide, intentan plasmar la verdadera forma que tiene al verse al microscopio, los colores, los procesos biológicos y un largo etcétera. Todos estos elementos parecen sacados de un laboratorio donde el estudio de grabación ha conseguido encogerse y grabar dentro de un cuerpo humano.
Cell at work no promete ganar el Nóbel de medicina, pero contiene una mezcla asegurada de diversión y enseñanza. Jugando con los conceptos, Cell at work nos atrae a un mundo imaginario, a un cuerpo humano ficticio, donde los glóbulos blancos son una especie de militares, los glóbulos rojos repartidores de alguna famosa compañía de reparto y las plaquetas son pequeños niños, simulando el tamaño y comportamiento real de las mismas.
Así mismo, los procesos orgánicos de esta serie están más infantilizados. Por un lado, este recurso se utiliza como medida didáctica, para que sea más entendible el mensaje, y por otro para encajar dentro del estilo. Los glóbulos blancos poseen un cuchillo que es su instrumento de exterminio de virus y se comunican entre ellos mediante antenas de comunicación situados en la cabeza. Los glóbulos rojos no transportan oxígeno en forma de bolitas como pasa en Érase una vez, sino que transportan cajas donde dentro se intuye que va el oxígeno y las plaquetas utilizan herramientas para "reparar" las heridas producidas en el organismo. Todo el resto de células están representadas también con formas humanas, tamaños y colores especiales y con vestimentas que los caracterizan de una forma entretenida y humorística.
Realismo o creatividad. Eje central de la disputa entre las dos mejores series pedagógicas jamás creadas.
En mi opinión, es imposible decantarse a favor de una de las series. En Érase una vez... El cuerpo humano no esperes un humor inteligente, con constantes golpes de gracia o juegos de palabra. Esta producción busca que los niños aprendan biología desde el arte de los dibujos animados. Su realismo, su grado de complejidad y su madurez nos trae una serie redonda dentro de su ámbito. De obligada proyección en todos los colegios de hoy en día, Érase una vez se ha erigido como un bastión dentro de las series educacionales en las que ninguna persona o profesor te diría que no fuese visualizada por los niños.
En la otra orilla del río, Cell at work ha querido rescatar el concepto de la enseñanza mediante el uso de elementos humorísticos. Con un ingenio digno de cualquier anime de comedia, Cell at work consigue instruir a la par que divertir. No aspira a poseer rigurosidad ni precisión científica, pero su creador ha conseguido que ante esa falta de detalle cualquier espectador, sea pequeño o adulto, pueda aprender o recordar conceptos a la vez que es cautivado con unas animaciones agradables y melosas.
Cada guion consigue a la perfección su objetivo. Si el espectador desea aprender o profundizar en sus conocimientos Érase una vez... El cuerpo humano es tu camino a seguir. Por el otro lado, si desea reírse, disfrutar de la animación y a la vez, recordar aquella época de estudiante Cell at work es la elección perfecta.
KOROSENAI
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